“Durante las primeras horas de la etapa, tuvimos problemas con el alternador y un rodamiento roto. Con ayuda de la gente de la zona, lo pudimos cambiar. Nos sigue pareciendo fascinante el grado de entusiasmo y de solidaridad que tienen todos aquí”, señaló Tim. “Lamentablemente, todo esto nos demoró bastante. La lluvia lo complicó aún más las cosas y muchos se empantanaron. Nosotros quisimos ayudar a una piloto española que se había quedado encajada en el barro a la altura del eje, pero no logramos sacarla por mucho que lo intentamos, cosa que sí logró un camión un rato después. Habremos perdido 20 minutos en ese trámite. Algo más tarde, nos atascamos nosotros, aunque la asistencia llegó rápido y nos puso en acción de nuevo”.
Tom acotó: “A la última hora y media del especial la hicimos al oscuro, pese a lo cual nos fue bien. Tim condujo y yo navegué. Él quiso aumentar el ritmo que traíamos y la verdad es que se apreció el progreso, pudiendo llegar no tan tarde al bivouac, donde tuvimos que acondicionar el coche por nuestra cuenta. Tim se hizo cargo de aspectos técnicos y yo de la hoja de ruta, con lo cual repartimos bien las tareas. Lo estamos disfrutando, así que continuaremos de esta manera”.
Habiendo puesto a punto el auto, llegó el turno de descansar y en el caso de Tom se hizo al estilo Coronel: “Decidimos ir a dormir al mismo lugar que los periodistas. Vimos una cama inflaba desocupada y salté encima de ella, ¡pero a la mañana me desperté antes de lo previsto porque se había desinflado por completo! Alguien había aflojado su válvula para soltar el aire. Debe haber sido su cama y se habrá querido ir. El Dakar es único en todo sentido”, remató mientras se reía.
Etapa 8
Enlace > 86 km - Especial > 498 km
La segunda fracción de la etapa maratón es la más larga de todas. A través de 500 kilómetros, los competidores deben superar enormes dunas situadas a 3.500 metros sobre el nivel del mar y el salar de Uyuni. La fatiga se hará sentir y habrá que estar atento a ese punto también.
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