Tras lograr su 37° triunfo en el Gran Premio de Brasil, en una competencia que parecía para Prost y Senna sacó a relucir sus aptitudes conductivas en piso mojado, el local recibió el premio y reconocimiento de su ídolo: Juan Manuel Fangio.
Todo parecía que iba a ser para Alain Prost. El francés había marcado la pole, con casi un segundo de diferencia sobre su compañero de Williams, Damon Hill. El local Ayrton Senna, con el McLaren, un auto claramente inferior, se colocó tercero, a 1s831 del galo.
Pero el domingo todo cambió en Interlagos. La mañana paulista amaneció con lluvias y la pista se presentaba mojada, ideal para el hombre especialista en esas condiciones arriba de un Fórmula 1. Luego de conseguir el éxito y celebrarlo con los miles de brasileños que habían ido a verlo, la emoción mayor llegaría en el podio.
Cuando Ayrton estaba en el escalón más alto, inmediatamente saltó y se estrechó en un abrazo con su ídolo, Juan Manuel Fangio, quien le entregó el premio. "Ninguno de nosotros -señaló a Hill y Michael Schumacher, sus escoltas- puede estar por encima de usted", le dijo. A lo que el Chueco respondió: "Vos sos el número uno".
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